miércoles, 18 de julio de 2012

Cambios, cambios, perfumados de olor a mandarina

Estos días han sido de mucha reflexión y estrés, a mi me ocurre que cuando está por pasar  un cambio importante lo sé y lo siento con anticipación desde el fondo de mis tripas y eso está ocurriendo en este momento, para decir algo más gráficamente, me está temblando el piso, eso me emociona bastante, pero también me vuelve loca. En mi vida hasta el momento todos los cambios han dejado algo mejor, un reto más grande, espero que este sea el caso.
Hace unas horas vi en el muro de Facebook de mi prima Chantal esta imagen:


Y para mí son las cosas que damos por seguro las que me hacen feliz, yo no soy un persona que quiere vivir al límite y en rush todo el tiempo (eso ya paso), para mí la felicidad es sentirme segura y pisando tierra, sin embargo no dejo de emocionarme cuando, metafóricamente hablando, mi piso va a temblar, que vendrá? que pasara?
Lo que sí es un hecho, es que hornear me ayuda a mantenerme cuerda en estos momentos, ya que si seguimos una receta al pie de la letra, va a producir un resultado, salga sapo o salga rana, aquí 1+1 es 2 y eso lo puedo controlar.
Preparándome para mi presentación del plato dulce, ayer me toco hacer Mermelada de Mandarina, con tantas cosas de que hablar y pensar, le pedí ayuda a Danilo,  pelamos 1,5 Kg de mandarinas bien anaranjaditas, le quitamos la pepitas, y los hilitos blancos, las picamos en pedacitos, le agregamos una cucharada de jengibre rallado y 900 grs. de azúcar, yo corte muy menudito la cascara de las dos mandarinas más bonitas y las puse a hervir varias veces para ablandarlas y quitarles el amargo, luego puse todo al fuego, revolviendo y revolviendo y de repente de lo único que podíamos hablar y pensar era del olor a mandarinas, de su perfume, de su sabor amargito…….ya todo estaba en control nuevamente, ya no había otra cosa en la que pensar…..  

No hay comentarios:

Publicar un comentario