lunes, 23 de julio de 2012

Confesando algunos de mis crímenes

Debo de confesar que desde que me case he tenido que convivir con un gran sentimiento de culpa, ya que tengo en mi haber algunos crímenes, debo de decir que mis asesinatos no son premeditados, son mas una especie de homicidios culposos, por decirlo de alguna una forma, quienes son mis victimas?, las plantas y las frutas, voy primero con la historia de las matas:

La primera planta que compre para la casa, tuve hasta el tupe de ponerle nombre, era una hermosa Bromelia: Morocoima, se llamaba la pobre que en paz descanse, puedo mencionar: orquídeas, helechos, etc., ya mi esposo me veía llegar con una matica y con cara de situación, me decía "tu próxima victima?”. El problema en cuestión­ podía ser, el exceso o la falta de agua, muchas vitaminas, en fin, sin embargo desde hace un par de años finalmente pude frenar mis instintos asesinos y redimirme con mis cuatro maticas, me parece un buen numero que puede ir creciendo, eso si poco a poco, mi sábila es un pan de Dios, la pobre sobrevivió a la espada de los piratas del caribe de Diego (hereditario?).

Este sábado día de regarlas y consentirlas no pude evitar la tentación de presentárselas.

La historia de las frutas es un pecado, no hay nada mas hermosos que una frutero rebosado de frutas: piñas, cambures, lechozas, la mayoría de las veces por la falta de tiempo terminan madurándose mucho y la verdad es que no soy fan de las fruta muy madura, afortunadamente descubrí el poder de la mermelada, que rico es hacerlas, sentir como la fruta con el calor, la paciencia y el azúcar se transforman en algo completamente delicioso. Ya he probado con guayaba, mandarina y mango, no se animan?






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